La Davis

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Por Sandra Russo

(APE).- “No van a poder opacar la Davis”, dijo el vocero del Gobierno porteño, Oscar Feito. Se refería a los que según él forman parte de “grupos de la izquierda radicalizada y sectores de la política doméstica de la Capital”, a los que no identificó. Feito dijo eso después de que decenas de personas de la Villa 20, de Villa Lugano, ocuparan un predio tanto lindero a la villa como cercano al Parque Roca, donde se desarrolla la Copa Davis. El clima tenístico se vio interrumpido en la zona por el clima de la represión que cargó contra los ocupantes.

Seis personas heridas fueron derivadas a los hospitales Santojanni y Piñero, en tanto sumaron veinte los detenidos, que fueron liberados a las pocas horas. Según Diosmel Pérez, uno de los ocupantes, “no respetaron ni a niños ni a mujeres embarazadas, cargaron contra todos”.

El predio, dicen ellos, los vecinos, fue adjudicado por ley para el programa de urbanización de villas porteñas. El Gobierno sostiene que no puede hacer uso del terreno porque pertenece a la Policía Federal, la cual a su vez está denunciada por destinarlo a un cementerio de autos que contamina las napas de la zona, según indicó la Defensoría porteña.

En realidad está en duda la titularidad del predio. Lo cierto es que la comisaría 52 efectivamente destina parte del terreno a un cementerio de autos. Y si el Gobierno porteño está en negociaciones para recuperarlo y asignarlo al programa de urbanización de villas, no lo dijo.

La decolorada frutilla de este caso es que el estadio del Parque Roca, donde se juega la Davis, fue construido por el Gobierno porteño en 90 días, con un costo superior a los 15 millones de dólares.

Ese tipo de inversiones públicas está muy bien, naturalmente. Los fanáticos del tenis tienen derecho a deslumbrarse por el espectáculo y por la excelencia del estadio. El tema es cómo compatibilizar esas inversiones con las otras, las que no se hacen. Cómo deshacerse de la responsabilidad cuando los hechos toman cuerpo y los cuerpos reales asoman, salpicando la postal primermundista del feo paisaje de la pobreza. Desde la política se establecen todo el tiempo prioridades, y el Parque Roca devino en un símbolo de una prioridad ya establecida no sólo por el Gobierno Porteño, sino por buena parte de esta sociedad, que da a los pobres por hechos y ni los mira, como sí mira la Davis.

Fuentes de datos: Diarios Clarín y Página/12 22-09-06

 


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