El techo ajeno

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Por Carlos del Frade

(APE).- La Defensoría del Pueblo de Capital Federal informó que doscientos mil personas viven en viviendas que no son de su propiedad. Tremendo pecado contra el principal dogma del sistema: la propiedad privada. El número, dicen, es el doble de la cantidad de ocupantes ilegales que existían en el año 2004.

Los llaman usurpadores y los acusan de ser portadores de los peores males que aquejan a gran parte de los casi cincuenta barrios de Buenos Aires.

"Los vecinos que viven cerca de casas tomadas habitualmente denuncian diversos delitos protagonizados por los usurpadores. La policía, con autorización judicial, constantemente hace operativos para detenerlos. Pero para desalojar la policía tiene que esperar a que el propietario del inmueble impulse la restitución y un juez dé la orden para poder intervenir", dijo “una calificada fuente” de la policía federal.

Otras voces menos admonitorias, intentan dar respuestas a parte de las urgencias.

"Nosotros vemos el lado social de la cuestión. Enviamos a nuestros asistentes y prestamos ayuda", explicó Patricia Malanca, directora general del Sistema de Atención Inmediata del Ministerio de Derechos Humanos porteño.

Y el diputado porteño, Marcelo Meis, de RECREAR, habló de ciertas causas pero cargó contra los desesperados: "Acá no hay una política habitacional seria. Es un tema que sólo puede ser resuelto con un trabajo serio del Estado porteño junto con los gobiernos nacional y de la provincia de Buenos Aires, pues muchos usurpadores llegan del conurbano, de otras provincias y de países limítrofes. Mientras no haya una ley habitacional que se cumpla, los usurpadores seguirán tomando casas y edificios". Profeta del Apocalipsis, Meis anticipó el horizonte negro: “los usurpadores seguirán tomando casas y edificios”.

Más allá de la rápida condena a los que no tienen techo propio, viejo sueño social de una Argentina que ya no es, y de los parches que pueden colocarse para estirar el problema social, es necesario informar qué está pasando con la política nacional de viviendas en el país.

Hacia el año 2001, los hogares que se hallaban en condiciones habitacionales deficitarias, ascendían a 3.032.522. Ese total representa un 30 por ciento del total del país.

El presupuesto en viviendas para el año 2006, se ha aumentado en más del 20 por ciento.

Sin embargo, los proyectos con principio de ejecución en el año 2006, el 30 por ciento, en ese ejercicio, tendrán una ejecución del 1 por ciento y que casi el 50 por ciento alcanzarían una ejecución física de apenas el 10 por ciento en los próximos tres años, constituyéndose en una ficción los anuncios de obras realizados durante la campaña electoral.

Quizás el ejemplo más claro sea la realidad sobre el promocionado Plan para construir 700 escuelas. Al 31 de agosto de 2005, solamente se habían hecho nueve.

He allí la causa real del drama habitacional en la Argentina, la enorme distancia de lo que se dice que se va a hacer y aquello que efectivamente se hace.

No se trata de un problema de familias de delincuentes usurpadores, sino de una política de estado que solamente existe en la propaganda.

Fuentes de datos: “Informe de investigación. La distribución de la obra pública. Clientelismo o política de estado”; Dra. Paula Oliveto Lago, Directora Centro para la Transparencia “Dr. Lisandro De la Torre” / Diario La Nación 06-11-06

 


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