Oberá, una pistola de juguete y la regla del sistema

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Por Carlos del Frade

(APE).- Los pueblos que vienen resistiendo sobre la tierra colorada del extremo noreste argentino saben que el presente es hijo directo de los robos sufridos durante décadas.

En Misiones, sitio de yaguares luminosos y pájaros de misteriosos y profundos cantos, los árboles son patrimonio de multinacionales y las hojas del te y la yerba no pueden darle felicidad a los que cuidan de la semilla, acarician la planta y esperan el momento justo para cosechar.

Allí los hechos y las cosas de todos los días tienen el aroma profundo de la exageración, la hipocresía, el cinismo y demás elementos que conviven con los feudalismos heredados.

Hay sobreactuación de funcionarios públicos y la falsedad supera la lógica y se estira hasta límites grotescos.

No es privativo de aquella hermosa tierra colorada. El neofeudalismo del tercer milenio aflora en distintos lugares de la geografía nacional.

Pero quizás por una historia centenaria, por los ecos de viejas glorias y las cercanías de recientes matanzas, los misioneros conviven con un modelo estatal hecho a imagen y semejanza de la impostura.

Fue en Oberá donde sucedió la noticia.

La información decía que “la Policía local sigue redoblando esfuerzos para combatir la delincuencia, que había causado zozobras en las últimas semanas”, y no hay en la escritura ningún atisbo de ironía. Es una afirmación que se asienta en la deformada realidad consecuencia de feudalismos largos y persistentes en el uso del doble discurso y la hipocresía.

El artículo periodístico sostiene que “el caso más llamativo se registró a las 20, cuando los uniformados sorprendieron a un nene de nueve años en una plazoleta céntrica portando una pistola de plástico oculta entre su ropa. En otro escenario no sería más que un niño y su juguete. Sin embargo, el chico al que sorprendió la Policía habría estado esperando el momento justo para asestar algún golpe. ‘El pequeño, quien en reiteradas ocasiones fue demorado deambulando en la vía pública, fue conducido a la seccional Tercera, a disposición de los padres. Se secuestró el arma de juguete que permanece depositada en sede policial, instruyéndose actuaciones con conocimiento del Juzgado de Menores’, indicaron voceros de la Unidad Regional Dos”, remarca la información.

¿Qué tipo de “golpe” estaba por “asestar” el nene de nueve años con su pistola de juguete?

Parece que, según el diario, tiene antecedentes tan terribles como “deambular en la vía pública”.

Y la trilogía de la sobreactuación policial, de la hipocresía estatal, culmina con un dato que revela la seriedad del procedimiento: la pistola de juguete quedó “depositada en sede policial”.

Así son las cosas en el feudalismo. Perseguir a los indefensos para hacer ver que se protege el bien común. Así de huecas y perversas son las acciones cotidianas en las sociedades que se guían más por las apariencias que por las realidades.

Allí en Oberá, donde alguna vez los militantes del Movimiento Agrario Misionero (MAM), denunciaron persecuciones, desapariciones y apropiación de las riquezas producidas por los trabajadores del te en pocas manos de conocidos empresarios devenidos en políticos, en ese sitio de una de las provincias más bellas y devastadas del país, un pibe de nueve años es el delincuente del que debe cuidarse la población.

En Oberá, el sistema repite su lección: castigar a los más débiles, ocultar a los verdaderos criminales.

Fuente de datos: Diario El Territorio - Misiones 11-02-07

El abismo entre esos cantos de fantasía y las urgencias aparece en el cuerpo de Eliana y en la destartalada piecita en donde cuida el fruto de su amor.

Fuente de datos: Diario La Capital - Rosario 14-03-07

 


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