Una, dos, tres, muchas marchas (II)

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Por Alfredo Grande

(APe).- Si la poesía es un arma cargada de futuro, como enseñara el poeta, las palabras son municiones. Balas de belleza, de verdad, de historias rebeladas. Cuando pensamos en lucha armada, siempre la referencia es a las armas de destrucción masiva o no masiva. Porque no podemos dejar de pensar con las categorías que la cultura represora inventó para que pensemos. Pero afrontar la batalla cultural en estos tiempos es la decisión individual, grupal y colectiva de pasar de todas las formas de la queja a todas las formas del combate.

Lenin enseñó: “todos los medios, incluso los legales”. O sea: la ilegalidad puede ser la única forma de sostener la legitimidad. A diferencia de la legislación laboral, la lucha de 

clases no admite la “conciliación obligatoria”. No la admite, pero la política versión represora impone la conciliación de clases. O sea: la expresión laboral de esa lucha debe ser conciliada. Mito burgués de la unidad indisoluble entre capital y trabajo.

Todas las derechas todas abrevan sobre este mito. Dicen que dicen que el capital es trabajo acumulado. Cuando en realidad capital es trabajo expropiado. Por eso como decían los anarquistas “la propiedad privada es un robo”. Primario, primordial. Lo que podríamos llamar el saqueo y el exterminio fundante. Cuyo corolario es la máxima de uno de nuestros filósofos más reconocidos: “nadie hace la plata trabajando”.

La democracia que supimos conseguir no ha recuperado la dignidad del trabajo. No hay dignidad en la tercerización. No hay dignidad en las plantas transitorias. No hay dignidad en la triangulación con universidades. No hay dignidad en los contratos basura que acumulan basura durante años. La indignidad de aquello que permite la subjetivación humana es el arma más contundente de todas las formas de la cultura represora.

El sujeto aislado vuelve a ser un individuo. Pero no cualquier individuo. Es temeroso. Es cobarde. Es triste. Es egoísta. Es perseguido. Es bobo. Es solo. El sálvese quien pueda queda opacada porque el deseo está anestesiado aún para salvarse. Todos y todas lo miramos por tevé. Del pan y circo solo ha quedado el circo para olvidar que ya no queda pan. Estamos desocupados, desterrados, desmemoriados, desvitalizados, desechables. El pueblo se ha unido tan solo para ser vencido. Los buenos no son mejores que los malos. El capital no tiene bandera. La corrupción, o sea, el robo calificado agravado por el vínculo, en concurso real, tampoco tiene bandera, y mucho menos partidaria. Tiene objetivos.

Tiene enriquecimiento ilícito acompañado por empobrecimiento lícito.

“Unos 7,6 billones de dólares están en paraísos fiscales. Las 62 personas más ricas poseen tanto como las 3.500 millones de personas que constituyen la mitad población, porque su fortuna ha crecido cada vez más y los pobres se han vuelto más pobres, según un informe de Oxfam, una organización sin fines de lucro que realiza labores humanitarias en el mundo. La riqueza de los 62 mayores millonarios ha crecido un 44 por ciento desde 2010, mientras que la de los 3.500 millones más pobres ha caído un 41 por ciento, dijo Oxfam en un reporte publicado antes de la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, en Suiza”.

Imposible distribuir la riqueza, porque nadie distribuye lo que poco le ha costado acumular. Además, como dicen algunos, siempre habrá pobres entre ustedes o sea siempre habrá ricos entre ellos. El aumento de los activos financieros de los funcionarios de primer y segundo nivel es la desmentida más absoluta de lo que se denomina “república” para su clonaje final en una “reprivada”. Repúblicas cerradas como los countries. Paraísos fiscales y fecales, donde el estiércol del saqueo planificado tiene su lugar en el hediondo mundo de los dueños del planeta. Expropiar la lucha de los 30000 y mas que fueron masacrados por haber luchado contra todas las formas de capitalismo, para organizar un desfile que chille un antimacrismo ahistórico, es una maniobra canalla. Repudian los efectos, pero no analizan las causas.
Repudian al dengue, pero no les importa resolver el tema del agua potable.

Stella Artois dona 5 años de agua potable a una mujer por cada copa de colección que sea adquirida por un bebedor compulsivo de cerveza, aunque no sea irlandés.

Entonces la corrupción más brutal es la histórica, la cultural, la política. Que se roben los millones de dólares que supieron contar y pensar, pero luchemos para que no roben también nuestra memoria de clase. Luchas libertarias, anarquistas, socialistas, comunistas, que alumbraron durante más de un siglo los deseos de una libertad revolucionaria. Porque también hay libertades reaccionarias.

A 100 años de la revolución bolchevique, que los Judas no sigan escribiendo la historia de Jesús. Hemos sido tolerantes con muchas formas de barbarie. Incluso barbaries democráticas. Nuestro amor por Rosa Luxemburgo no nos permite equivocarnos más.

Odiar al capitalismo. Amar al socialismo. Y marchar para conseguirlo. Y si de marchas se trata, recordemos a Olga Aredez, que marchó sola. Murió el 17 de marzo de 2005 de bagazoosis, la enfermedad que los Blaquier inoculaban con los residuos tóxicos del Ingenio Ledesma. En el año 2004, Olga Arédez fue entrevistada por Marcelo Pascuccio, en una vieja Palangana. La excusa era la presentación del documental “Sol de Noche”, de Pablo Milstein y Norberto Ludin, producida por Eduardo Aliverti, en donde se denuncia el poder infame de Ledesma. Invitado por Aliverti estuve en ese estreno. Recuerdo el mail que le mandé a Eduardo: “gracias a este film, Olga no marchará sola. Nunca más”.


Los tiempos pasan, las invitaciones quedan.
También podemos sostener la dignidad de marchar solos. Bien acompañados por nuestras convicciones, nuestra ideología, nuestros amores. Me oprime la cabeza una novela que todavía no puedo empezar a escribir. “Memoria de Tres Exilios”. La madre de mi hijo mayor, mi hijo mayor y yo, vivimos tres formas de exilio. Los tres estamos para contarlo, pero yo todavía no estoy para escribirlo. Por eso marcho el 24 con aquellos que saben que la lucha continúa. Que la lucha verdadera empezó hace siglos y nunca terminará. Es una lucha permanente contra todas las formas de la cultura represora, para salir de la queja y entrar en combate. Con la pluma, con la risa y con la palabra. Estoy seguro que Benedetti permitirá que adecue su bello texto como un arma poderosa cargada de futuro y de presente.

Si nos quedamos sin nuestro horizonte
dejamos de mirar a nuestro cielo
Si perdimos el recuerdo de tanta ausencia
Nuestro despertar fue un desencuentro
Usted... preguntará por qué marchamos…

Marchamos construyendo nuevos surcos
Queremos combatir por otra vida
Y porque podemos y queremos
que la revolución no sea ceniza…
Marchamos con amor de nuestros niños
presente y futuro de nuestro pueblo
Marchamos porque los sobrevivientes
Y nuestros muertos quieren que marchemos…

Edición: 3121


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