Galtieri, el señor de Rosario

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A 40 años del Mundial 78 - Nota I

Por Carlos Del Frade

     (APe).- "A un general victorioso no se le cuestionan las batallas...". Con esta frase, Galtieri, del brazo de César Luis Menotti, descendió la escalera de la Bolsa de Comercio luego del triunfo de la selección argentina frente a Perú por 6 a 0 en el Gigante de Arroyito. La dictadura estaba de fiesta: la Argentina disputaría la final del Mundial contra Holanda y Galtieri, al mismo tiempo, celebraba el rol protagónico de Rosario en las últimas semanas.

Rosario era su base de poder y no solamente de operaciones.

"De todo lo publicado acerca del Mundial me sigo quedando con el trabajo del comandante del Segundo Cuerpo de Ejército, general Galtieri... es lo más realista, sensato y valioso... de modo que en medio de tanta confusión, el domingo repetiremos sus tramos más orientadores", escribió Evaristo Monti el 26 de febrero de 1978.

Por aquellos días se abrieron las presentaciones para construir Yacyretá, que ganaba la firma Decavial SA con el objetivo de levantar una villa permanente adyacente a la ciudad de Ituzaingó, en la provincia de Corrientes, una de la seis que estaban bajo el imperio de Galtieri. En Santa Fe, mientras tanto, la firma Tecsa seguía ganando licitaciones para electrificar obras en San Javier, Helvecia, Cayastá y Saladero Cabal.

La Asociación Empresaria de Rosario, a propósito de los dos años del golpe, expresaba su "beneplácito institucional" y sostenía que "el empresariado ha comprendido que el actual no es un proceso más, sino más bien la única instancia que la Argentina tiene para su futuro".

El 24 de abril llegó a Rosario el Almirante Cero, Emilio Eduardo Massera. Su objetivo era acompañar al jefe de la Armada Boliviana, Gutemberg Barroso Hurtado, a la toma de amarras de un buque de aquel país, el Libertador Simón Bolívar, en la zona franca del puerto rosarino.

Galtieri sabía que Massera estaba, de paso, midiendo el potencial político del general. Y ambos, en definitiva, apostaban a las curiosas relaciones que mantenían con los militares bolivianos.

"El Mundial es de todos. En la calle y en la cancha, un gol de cordialidad. El equipo es el país. Jugamos nuestro prestigio", decía un aviso en "La Capital", auspiciado por la Junta Nacional de Granos. A mediados de mayo se inauguraba el enlace del bulevar Avellaneda con el parque Alem, obra a cargo de la firma Adjiman y Chegoriansky Ingenieros.

Cuando Kempes le metió los dos goles a Polonia en la cancha de Central, Videla, según "La Capital", tuvo una "impresionante recepción del público". El 21 de junio, luego del triunfo sobre Perú, el palco estaba ocupado por Videla, Massera, Agosti, Harguindeguy, Martínez de Hoz, Liendo, Kissinger, Galtieri, Desimoni, Cristiani, Viola, Bolatti y Lacoste.

En las tribunas, en tanto, la marcha oficial del Mundial era reinterpretada por los habitantes anónimos: "25 millones de boludos, pagaremos el mundial...", cantaban.

Antes de volver a Buenos Aires, los muchachos de la selección debieron soportar la despedida de Galtieri, que aprovechó para sacarse algunas fotos, especialmente con Kempes y Menotti.

Edición: 3535

 


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