El Villazo de las pibas

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Por Carlos del Frade, desde Villa Constitución.

(APe).- Carteles multicolores, chicas y chicos con barbijos, familias enteras están allí, a la hora señalada. A las 17, en la plaza central de Villa Constitución, en el último día de marzo de 2019, empezará a escribirse una nueva página de la historia política de la esperanza. Pero en esa ciudad obrera ahora los protagonistas son otras, son otros.

-No queremos que nos enfermen. No queremos que entre un solo camión más con fertilizantes en la zona franca de Villa Constitución para la empresa Nitron. No queremos veneno. Por eso estamos acá – dijo una de las chicas menores de veinte años, referente indiscutida del acampe que durante quince días se desarrolló sobre la vieja ruta 21, frente al río Paraná y los galpones de la multinacional.

La ciudad obrera tiene memoria de luchas y represiones fenomenales. El 16 de marzo de 1974, casi quince mil personas celebraron el triunfo de la Lista Marrón de la Unión Obrera Metalúrgica contra la burocracia sindical. Un año después, José Alfredo Martínez de Hoz, presidente del directorio de Acindar, pagaba doscientos dólares por cada uno de cuatro mil paramilitares que entraron a sangre y fuego en esa geografía de trabajadores.

Treinta y cinco años después, las chicas y los chicos, menores de veinticinco años son el principal grupo que integra una gruesa movilización desde la plaza central de Villa Constitucion hasta ese punto del mapa. Tienen distintas canciones pero hay una que despierta la memoria como pocas. Cantan las pibas y los pibes de la Asamblea Villa Sin Veneno aquello que viene por extraños ríos cargados de pasados servidos en copas nuevas, las pibas y los pibes de Villa Constitución, hijas e hijos de 2001, gritan que el pueblo unido jamás será vencido.

Allá por 1991, cuando Acindar despidió a 3.600 trabajadores, por esa misma ruta 21 y desde esa misma plaza central, partieron los obreros metalúrgicos y se encontraron con sus familias, sus hijas, sus hijos y las maestras de ellos.

Ahora, en 2019, esas mismas calles escuchan aquellas viejas canciones entonadas por pibas y pibes que no quieren veneno en la ciudad, que necesitan trabajo pero lo necesitan respetuoso de la salud y el medio ambiente.

Acusan al intendente de traer el veneno "...con la provincia de socia y nosotros les gritamos, la salud no se negocia", cantan y cantan, cientos de personas en Villa Constitución.

Las pibas, expresión de la imparable revolución feminista en marcha, son el corazón de este nuevo villazo del tercer milenio. Y Betiana, actriz popular, habla y canta desde el alma.

"Olé, Olá, no más veneno fuera Nitrón. Este es el pueblo pidiendo una solución", canta la nueva movilización en esta tierra de luchas que es Villa Constitución. Las calles recuerdan. Los pueblos no olvidan.

Después de una hora y cuarto de marcha, este nuevo Villazo del tercer milenio, llegan hasta el acampe frente a la zona franca de la ciudad.

Cuatro nenitas encabezan la marcha tomadas de la mano y muy atentas de las letras de sus hermanas mayores, de sus padres, de sus madres, de sus amigas.

Verlas a ellas tan metidas en lo que hacen los demás demuestra un triunfo que hoy no podrán entender los especuladores que creen saberlo todo.

Esas chiquitas son la síntesis de una historia política de la esperanza que escribe una nueva página para un presente distinto.

Como en Famatina, como en Andalgalá, como en barrio Malvinas en Córdoba, este acampe de chicas y chicos de Villa Constitución, abrazado por una movilización de casi mil personas confirma que no hay derrota definitiva que archive el amor, la solidaridad, la conciencia y en el pensamiento colectivo.

Flamean banderas hechas a puro cartón y fibrones, bandas locales cantan folklore y rock.

Una vez más, en Villa Constitución, hay señales que advierten que la noche no será eterna.

Edición: 3845

 


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