La profecía de Dorrego

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Por Carlos del Frade

(APE).- "La banca vuelve a sonreír", tituló esta semana una agencia de noticias, mientras aportaba el dato que dio a conocer el Banco Central hace unos pocos días: “los bancos acumularon en este primer semestre toda la utilidad que obtuvieron durante el 2005. Estamos hablando de nada menos que 1.800 millones de pesos”, escribió Fabiana Arencibia para la agencia Red Eco Alternativa de Argentina.

Mientras tanto, el Defensor del Pueblo de la Nación, Eduardo Mondino, sostuvo que en el noreste argentino los niveles de pobreza ascienden al 54 por ciento de la población y en el noroeste, el 48 por ciento es pobre.

El contraste es evidente y señala la continuidad de la fiesta para pocos y la noche casi eterna para los que son más.

Pero el dato de los bancos suena alarmante en un país que a fines de 2001, hace nada más que cinco años, los ubicó como los grandes responsables de la pobreza y la desocupación.

Centenares de marchas en todas las grandes ciudades y también en pequeñas comunidades hicieron blanco en los bancos demostrando su furia contra las principales empresas del sistema financiero.

Media década después, las ganancias de los bancos suponen el triunfo del olvido y la impunidad del dinero.

Se cumple la angustiante profecía de Manuel Dorrego, aquel gobernador de Buenos Aires y referente máximo del Partido Federal que fuera asesinado en diciembre de 1828, cuando sentenció que “había que tener mucho cuidado de la aristocracia del dinero”.

Dorrego decía que corría peligro la vida misma del pueblo si únicamente reinaban los bancos.

En un reciente artículo del periódico de la CTA, escrito por Arturo Lozza, sobre la renta financiera en la Argentina, se informaba que “todos los préstamos, personales y a la producción, llegan apenas al 10 por ciento del PBI, cuando en el resto de América latina es del 28 por ciento, en los países asiáticos del 72 por ciento y en los países desarrollados del 84 por ciento”.

Y agregaba que “el mayor agravante es que en la banca privada extranjera -no así en la oficial y en la cooperativa- ese crédito está altamente concentrado en las cien primeras empresas”.

La nota explicaba que “el objetivo de la dictadura se cumplió y aquella ley de entidades financieras continúa en vigencia pese a haber transcurrido casi tres décadas desde que fuera impuesta. Ninguno de los gobiernos constitucionales desde 1983 a la fecha modificó esa legislación”, apuntaba uno de los entrevistados para el citado artículo.

La pesadilla de Dorrego se multiplicó: “cada vez hay menos bancos y más extranjerización; hay concentración del crédito pues las cien primeras empresas obtienen aproximadamente el 90 por ciento de los préstamos y concentración regional porque la Ciudad Autónoma y el Gran Buenos Aires tienen el 61 por ciento de los depósitos y el 62 por ciento de los préstamos”.

Es decir que el país federal, el sueño de Dorrego y mucho más, ha sucumbido como consecuencia, entre otras cosas, de la impunidad que gozan los que conforman “la aristocracia del dinero”.

Del otro lado, como siempre, la desesperada existencia de los que son más.

Fuente de datos: Agencia de Noticias Red Eco Alternativo 25-08-06 / Periódico de la CTA - Número 33 – Junio 2006


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