Gargantas

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(APe).- Ezequiel e Iván viven en la villa 21 de Barracas. Tienen 15 y 18 años. Son parte de La Garganta Poderosa. La Policía Federal y la Prefectura los frenaron en un control policial, los intimidaron, maltrataron, torturaron, les robaron.

Era sábado por la noche. Eran una veintena de integrantes de fuerzas de seguridad que actuaron en nombre del estado. En esos territorios en los que la vida vale nada en manos de las instituciones que deciden quién sí y quién no en las prácticas de férreo control social.

Una docena de años atrás, Alberto Morlachetti –y es la prueba más contundente del plan sistémico de exterminio- escribía en APe que “Foucault decía que desde las escuelas y las profesiones, hasta el ejército y la cárcel, las instituciones centrales de nuestra sociedad, luchan con siniestra eficacia por supervisar y controlar al individuo, para neutralizar sus estados peligrosos y para alterar la conducta inculcándole anestesiantes códigos de disciplina”.

Mientras tanto, Iván y Ezequiel, de 15 y 18 años, andarán para siempre con la piel y el alma tatuada por las huellas de los exterminadores.

Edición: 3241


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