La densidad rosarina

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Por Carlos del Frade

(APe).- En la mañana del sábado 12 de octubre de 2013 se desarrolló una emotiva conferencia de prensa en la sede rosarina de la casa de gobierno, la ex jefatura de policía, para darle apoyo institucional y humano al gobernador Bonfatti que hacía pocas horas había salvado su vida de casualidad cuando le dispararon 16 balazos desde la calle en su casa de barrio Alberdi, en el norte del municipio. La primera idea que surgió fue que se trataba de un atentado cuyo origen estaba en quienes manejaban el narcotráfico en esa región.

Los comentarios políticos, judiciales y policiales apuntaron al poder de Luis Medina, el hombre que llegó a instalar cuatro empresas para lavar dinero entre 2010 y 2012, la más famosa de todas fue “Speranto”, en Zeballos y Presidente Roca, microcentro de la cuna de la bandera.

Un año y un mes después, la jueza a conocer Alejandra Rodenas, de los tribunales rosarinos, dispuso el procesamiento de un grupo de personas vinculadas al atentado.

Entre sus fundamentos quedó remarcada esta declaración de un testigo de identidad reservada: “Lo que quiero decir es que sé quién programó, quién ejecutó los disparos contra la casa del Gobernador. Se quién lo ejecutó y quién lo programó. Lo ejecutó la banda que le dicen “los Pimpi” de zona norte, que nada que ver tienen con pimpi Camino. Y lo programó la banda “los Vázquez” de barrio La Tablada con Monchi Cantero, a través de Luis Medina. Los pimpi son Sicarios o como quiera decirse de Luis Medina, entre los que están el “Ema” y “Lucas Sandoval” que son hermanos, pero no sé si el Ema tiene apellido Sandoval. Y los usaron a ellos para no usar gente de zona sur, de la zona de los Vázquez para que no sospechen de ellos. Luis Medina se los consiguió.

“Luis Medina al estar presos los Cantero tomó todo el control. Yo de esto me entero por lo que me han contado mis amigos y mi familia que se anda comentado en el barrio, y lo confirmé hablando con (…) Hace dos o tres días hablé con teléfono con (…) y me comentó, “viste la que se mandó el Lucas?”, me comentó eso, que le había pagado a la banda esa para hacer lo que hicieron. La bronca vino, para hacer lo que se hizo, porque había salido en el diario La Capital una foto donde están Daniel Vázquez, Mariano Salomón, el pillín Bracamonte y el Monchi Cantero, y eso le dio tanta bronca a Vazquez que hizo eso contra el gobernador como diciendo que no se meta más con ellos. Y se lo hicieron al gobernador como diciendo que no se meta con ellos. Y se lo hicieron al gobernador porque lo ven como quien es el que está haciendo todo esto contra ellos”.

Un año y un mes después, la detención y posterior imputación de Emanuel Sandoval, “Ema Pimpi”, un muchacho de la segunda línea de la barra brava de Rosario Central, como supuesto autor “intelectual” de semejante atentado parece una exageración. ¿Cómo es posible que un segunda línea de la barra brava de Central haya llegado a tanto sin el visto bueno de los que están por encima de él?.

Las fotografías del cumpleaños de quince de Mariana Cantero muestran al jefe de la barra de Central, Andrés “Pillín” Bracamonte, como uno de los invitados de aquella noche que también fue compartida por integrantes de los Vázquez, todos señalados en cercanías con el negocio narco por fuentes judiciales, políticas y policiales, demuestran aquellos dichos durante la conferencia de prensa del 12 de octubre de 2013 y las afirmaciones del testigo de identidad reservada.

Las amenazas de muerte contra Germán de los Santos, que venía escribiendo sobre las investigaciones que se llevan a cabo en la provincia de Buenos Aires y que relacionan a narcos colombianos con el asesinado Medina, dan crédito a los dichos de la madre de la novia del empresario de la noche cuando sostiene que su hija le hablaba permanentemente de los contactos con ciudadanos de aquel país.

Los llamados que recibió Germán daban cuenta del acento colombiano por detrás del que hablaba con él, con lo cual existe una clara intención de mostrar esa presencia extranjera en esta parte del mapa argentino.

Tampoco parece ser casual que la amenaza de muerte contra el corresponsal del diario “La Nación” se haya producido en la semana que arrancó el juicio por el triple crimen de Villa Moreno que exhibirá de manera incontrastable la red de intereses cruzados que se mueven por detrás de una banda de sicarios: Los Monos, nichos corruptos de la policía, abogados, contadores y ciertos sectores políticos si es que se llega a profundizar en las preguntas que se formulen a los testigos durante las audiencias.

Como suele suceder, detrás del presente, detrás de la densidad del presente rosarino aparece el pasado impune, el inicio, desarrollo y crecimiento exponencial de las bandas manejadas, en su momento, por el clan Cantero, por un lado, y por Luis Medina, por otro.

¿Por qué los sectores políticos mayoritarios de Rosario y Santa Fe no hablan públicamente de los últimos diez años y de lo que veían que sucedía en los barrios y en los negocios que explotaron de manera geométrica en la región?.

¿Por qué los jueces no aportan sus conocimientos sobre ese mismo proceso histórico a partir de lo que investigaron en estos tiempos?.

¿Por qué las denuncias confirmadas en el año 2002 sobre la comisaría séptima, donde se lo vio con vida por última vez a Franco Casco, de su participación en la explotación sexual y trata de personas no lograron cambiar esa mecánica a pesar de la mutación de oficiales y suboficiales durante estos años?.

¿Cuántas veces los colegios de abogados y contadores de la ciudad y la provincia generaron investigaciones a través de sus áreas dedicadas a cuidar la ética profesional?.

Del otro lado de esta densidad rosarina, las grandes mayorías siguen peleando por encontrarle un sentido a la palabra futuro.

Fuentes: Resolución de la doctora Alejandra Rodenas, tribunales provinciales de Rosario, 13 de noviembre de 2014; diario “La Nación”, viernes 14 de noviembre de 2014 e investigaciones propias del autor de esta nota.

 

Edición: 2815


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