La salud de nuestros pibes

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Por Alejandro Rebossio

(APe).- Llovía y hacía frío uno de los últimos lunes de julio en Buenos Aires. Adentro del Hospital del Niño de San Justo dos perros se paseaban por los pasillos, dos madres con sus bebes en brazos aguardaban sentadas para ser atendidas y tras una puerta se acumulaban los padres con pibes aquejados de problemas respiratorios.

 

“Como todos los años, determinados centros de salud se desbordan, como es el caso del Hospital del Niño, donde están atendiendo en los pasillos y donde las guardias están abarrotadas con niños con bronquiolitis”, contaba hace un par de meses el vicepresidente de la Asociación de Profesionales de la Salud (APS) de La Matanza, el médico Pedro Zamparolo. Días antes su sindicato había protestado por falta de profesionales y medicamentos en centros como el de San Justo. En el medio la intendenta Verónica Magario visitó el hospital: “Es el orgullo matancero, sanitariamente hablando, porque es referencia para toda la provincia de Buenos Aires. Venimos destinando presupuesto municipal, con mucho esfuerzo porque es una estructura vieja que venimos remodelando de a poco. Acá tenemos 70 chicos en internación y queremos ampliarlo y llegar a más y más niños”. La recibió la directora del centro, Liliana Silva, que declaró: “Hay mucha colaboración por parte de los médicos ya que no están trabajando de la manera más cómoda. En el hospital se atienden 200.000 pacientes por año. Tenemos pacientes que vienen también desde otros municipios”. Se podrán criticar los hospitales de La Matanza, pero al menos no excluyen a los vecinos de otros pagos, como los de San Isidro, Luján y Pilar.

Después de la visita al Hospital del Niño de San Justo quise mirar las estadísticas de la salud de los pibes argentinos en el último índice de Desarrollo Humano, que elaboró la ONU en 2015. Ojo, son datos oficiales, pero son los que hay. Cuentan que el 7% de los bebes argentinos de un año no ha sido vacunado contra la difteria, la tos ferina y el tétanos. ¡Qué suerte tienen los nenitos noruegos! Allá el 99% está vacunado. Acá, el 9% no está inmunizado contra el sarampión. En Corea del Sur o Cuba, el 1%. ¡Qué manía la de comparar con los que están mejor que nosotros! Algunos dirán que hay muchos países en peor situación que la nuestra, que mejoramos en tal o cual cosa, que empeoramos en la otra, pero yo me empeciné esta vez en recordar aquella frase del “ni un pibe menos”.

En Argentina mueren en el primer año de vida 12 de cada 1.000 bebes. En Japón fallecen dos. En los primeros cinco años se nos van 13 niños. En Islandia, dos. Las estadísticas oficiales dicen que el 8,2% de los chicos argentinos menores de cinco años sufre desnutrición. En Alemania, el 1,3% o en Chile, el 1,8%. Perdonen el abuso de números, pero siempre me dediqué al periodismo económico.

¿Y qué están haciendo las autoridades argentinas en materia de salud infantil? Me metí a mirar los informes de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP) y descubrí que el gobierno de Mauricio Macri había recortado en el primer semestre un 21% los envíos de fondos a las provincias para el programa de desarrollo de estrategias en salud familiar y comunitaria. Y eso que la inflación está en el 43% anual. La Nación directamente les eliminó las transferencias del programa de detección y tratamiento de enfermedades crónicas y factores de riesgo para la salud.

De los presupuestos provinciales no hay aún datos de 2016. En 2015, la provincia de Buenos Aires gastó un 48% más en salud que el año anterior. Fue un aumento bastante mayor que el de la inflación (28%)… Ojalá que el fuerte alza no se explique porque antes la partida era demasiado baja y había que mejorarla solo por conveniencia electoral… En Córdoba subió también mucho, el 47%. En cambio, en la ciudad de Buenos Aires, el 31%.

Los periodistas que nos dedicamos a la economía en general miramos los números de los presupuestos de la administración pública cuando los gobiernos envían los proyectos al Congreso en cada septiembre, revisamos datos de déficit fiscal, deuda pública y muchos otros aspectos importantes, pero no hacemos hincapié en la salud o la niñez. Habrá que empezar a cambiar.

Edición: 3213


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