Naka, el rayo y la desnudez

|

Por Carlos Del Frade

(APe).- La muerte suele revelar la forma de vivir. Mientras los libros ya hablan de la desaparición de los pueblos originales que alguna vez poblaron la región del Gran Chaco, hay noticias del norte santafesino que dan cuenta de la vigencia de técnicas de sobrevivencia que vienen de esos orígenes hoy condenados por distintas formas de olvido.

“A las 7,20 horas del 13 de enero de 2016, en la zona del camping viejo fue hallado Esteban Martínez, 31; y unos minutos después encontraron a su cuñado, Sergio Gómez, 12, unos 500 metros abajo antes de la boca del Correntoso. También flotaba el pequeño animal que habían cazado pero no había rastros de la piragua. La última comunicación de Esteban con su mujer fue a las 18:00 del martes, cuando avisó que había cazado el borrego de carpincho que había ido a buscar para comer. Nunca más contestó el teléfono ni dieron con ellos. La preocupación de sus familiares era por el temporal del martes y el mal estado de la piragua”, decía la noticia que apareció en la página web de “Reconquista Hoy”, norte profundo de la provincia de Santa Fe.

Esteban trabajaba como ayudante de albañil pero su oficio, su orgullo, era ser fijador, el hombre de río que es capaz de atrapar un sábalo a pura paciencia y casi sin mover el agua, a punta de una lanza armada con técnicas ancestrales.

A los nueve años, su papá le enseñó la técnica del fijador, según se lo puede escuchar y ver en el vídeo de apenas un poquito más de tres minutos que fuera trabajado por Luciana Margherit y Diego Fernández, para el canal de la provincia, “Señal Santa Fe”.

Pero ese martes la tormenta venía densa sobre una de las orillas del Paraná frente al puerto de Reconquista.

Su mujer le había pedido que no saliera a cazar. Esteban, “Naka”, como le decían de pibe en relación a una víbora que se mueve muy rápido, le respondió que necesitaban cenar. Que debía cruzar con la piragua hasta la isla y traerse algo rico para la familia. El fijador Naka lo había logrado. Una vez más, como desde hacía siglos, la ancestral técnica de la lanza, la paciencia y los movimientos acompasados al ritmo de la naturaleza le ganaron al carpincho. Pero la tormenta era muy fuerte.

No fue la piragua ni el río. Al “Naka” y a Sergio, el pibe de solamente doce años, su cuñado, los mató un rayo.

Cuando Luciana cuenta la historia no puede dejar de emocionarse.

Allí, en el norte profundo de la provincia de Santa Fe, decenas y decenas de familias viven como los primeros habitantes de estas tierras: de la caza y la pesca.

Ni la revolución tecnológica ni el avance de las comunicaciones les pudieron regalar una vida más sencilla a los pobladores de uno de los costados del puerto de la ciudad cabecera del departamento General Obligado.

-Hay que saber valorar la naturaleza. Todo lo que nos da. No seríamos nada sin la naturaleza – dice con simpleza, sabiduría y profundidad, Esteban “Naka” Martínez, frente a la cámara que lo registró meses antes de partir hacia otro lugar del universo, víctima de un rayo que se ensañó contra los dos descendientes de los pueblos originarios.

El epílogo de “Naka”, en realidad, muestra la existencia de muchos que, como él, todavía gambetean las necesidades y urgencias a fuerza de un conocimiento casi ignorado por la soberbia del tercer milenio.

Ese final, ese rayo que les robó la vida, también es una concreta postal de la precariedad con que muchos y muchas viven en una de las provincias más ricas de la Argentina del presente.

La naturaleza no mató a “Naka” y su cuñado, sino la impune concentración de riquezas en pocas manos que condena a muchos a sobrevivir con técnicas de caza y pesca que llevan transmitiéndose de generación en generación desde hace siglos.

El norte santafesino, una vez más, es testigo del saqueo.

Fuentes: Entrevista a la comunicadora Luciana Margherit, el martes 10 de mayo de 2016 en Intiyaco, norte de Santa Fe;

“Reconquista Hoy”, miércoles 13 de enero de 2016, sitio web.

Edición: 3157

 


Suscribite

Suscribite al boletín semanal de la Agencia.

Sobre la fundación

Fundación Pelota de Trapo nació hace décadas para abrigar de las múltiples intemperies a niñas y niños atravesados por diferentes historias de vulnerabilidad social.

Sobre la agencia

Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte