Si todos fueran mis hijos (última parte)

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Por Alfredo Grande

(APe).- “Por eso para salir de lo complicado y entrar en lo complejo, es necesario diferenciar entre: justicia, justicia por mano propia, injusticia por mano ajena, injusticia por mano propia y venganza. Estos 5 registros son teórica y políticamente diferentes. Intentaré su análisis para que la llamita sutil siga prendida. Y también para entender con razón y corazón que todos son nuestros hijos”. Final de la primera parte de este texto y comienzo necesario de la última parte. Continuidad que exige un táctico apartamiento del real de esta huelga que une la legitimidad del reclamo con la ilegitimidad de muchos de sus convocantes.

Una de las tantas paradojas de la cultura represora que también atraviese a los movimientos sociales y políticos que pretenden enfrentarla. Como dice la moraleja de una fábula: “si el bueno critica es malo; si el malo aplaude es peor”. El linchamiento como analizador nos informa que no todos son mis hijos, y que las condiciones objetivas y subjetivas de la niñez y adolescencia marginal no pertenecen a los logros de ninguna década, y mucho menos si se la pretende ganada.
El cuerpo de infantería (los infantes, los niños) siempre fue la carne de cañón en las guerras y lo son también en la paz. Paz que no ahorra los crímenes que la aíslan de la justicia, con lo cual mas que paz es apenas una tregua. Si el Terrorismo de Estado es la muerte al contado el Estado Terrorista es la muerte en cuotas. Por supuesto que ese Estado Terrorista es también Estado Benefactor, todo depende del color de la clase social con la que se mire. Aquellos que se sienten excluídos por la sencilla razón que lo están, no tienen demasiadas opciones. La exclusión no mata pero asesina.
La supervivencia es un mandato que arrasa con el deseo del vivir bien. Si la vida no vale nada, la muerte vale aún menos. Algunos llaman a esto gatillo fácil. Los linchamientos ponen en superficie algo que la cultura represora organizada como Estado Benefactor casi siempre logra ocultar: detrás de cada niño regordete que juega y sonríe, hay cientos de niños flacos que no juegan y que lloran y gritan. Pero ojos que no ven, manos que votan.
La lucha contra ciertos medios no es solamente la lucha contra los monopolios de la información/desinformación. Es también el intento, muchas veces exitoso, de impedir visibilizar aquello que de atroz, debe ser protegido de menores y mayores. Empieza el horario de protección al mayor impresionable. Si en la época de Pirro hubiera habido televisión, sin duda lo consideraría un éxito. Del “diario de Yrigoyen” a la prensa canalla, hay una parábola que conviene analizar. El golpeteo mediático de los linchamientos no los refleja objetivamente, pero tampoco los produce para luego registrarlos. Las guerras más sangrientas en la historia de la humanidad, incluyendo las Santas Cruzadas, no tuvieron la cobertura de ningún medio. Y Homero no causó el asedio de Troya, aunque gracias a él pudimos enterarnos.
Confundir la producción de registro, incluso los más distorsivos, con lo producción de la realidad, a mi criterio es una estrategia represora. ¿Represora de que? De la tensión, conflicto, enfrentamiento político y social. Represora de los analizadores espontáneos e históricos que dan cuenta de que no solamente no es oro todo lo que reluce, sino que el camino del infierno totalitario está sembrado de las mejores intenciones democráticas. Hacer leña del árbol caído no es lo mismo que tirar los árboles.
La Forestal lo tenía claro por cierto. En los 5 registros que he descripto los analizadores hablan, pero somos pocos los que deseamos escuchar. ¿Cuántos mortales quedan para escuchar el grito sagrado? Además, del grito sagrado a los aullidos profanos hay muchas historias para ser contadas. Y la única brújula que tenemos es el permanente análisis de nuestra implicación política e ideológica. Y en ese nivel fundante o nos aliamos con la cultura represora o intentamos tercamente construir dispositivos que la perforen. Incluso dispositivos teóricos, pero no solamente.
La crítica a los medios en general deviene abstracta, porque se hace desde otros medios, sin los cuales la crítica a los medios no podría ser conocida. En todo caso, la crítica o mejor el reproche, debería estar dirigida a los intereses concentrados que sostienen esos medios. Pero hay demasiados intereses cruzados para que alguien quiera sacar los pies del plato o los dedos del vaso. La apelación a la JUSTICIA (primer registro) también es abstracto. Supone la neutralidad total, el equilibrio perfecto, la armonía intrínseca entre letra y espíritu de la ley. Conocido es el dicho: “para los amigos el poder, para los enemigos la justicia”. La justicia del Poder es la administración astuta de la impunidad. Si alguno piensa en Oyarbide, no podré contrariarlo.
Por eso Justicia sin aditamento, Justicia a secas, desprovista de toda cualidad humana y conflictiva, deviene baluarte jurídico de la cultura represora. Si usamos el poder de la adjetivación y hablamos de Justicia Popular, entonces la neutralidad desaparece, el fundante clasista pasa a la superficie y se hace evidente que nunca habrá Justicia para todos y todas. La JUSTICIA POR MANO PROPIA es el intrínseco terror de los burkers del poder.
Varias veces tuve que explicar que no se trata de malones para asesinar honestos ciudadanos ni bandas nocturnas que pasarán a degüello a opositores. Justicia por mano propia es una fábrica recuperada. Son las prácticas comunitarias en un barrio periférico. Es la autogestión plena de la vida porque no hay nada más justo que vivir como se debe y se quiere vivir. La mano propia siempre es colectiva. Grupos con una estrategia de poder para sostener con el puño cerrado lo que se proclama con la boca abierta. Justicia por mano propia fue desde Fuenteovejuna hasta el 17 de octubre, pasando por la reforma universitaria de 1928, el Cordobazo y todas las puebladas que en estos tiempos han sido. La INJUSTICIA POR MANO AJENA es el Derecho al servicio de la impunidad.
Los fastuosos estudios de abogados amigos del poder y enemigos de los oprimidos, organizan un Derecho que somete a la Justicia. La corrompe, la prostituye, la degrada. Por algo se dice que es mejor un mal arreglo que un buen juicio. Contra esta forma de injusticia, muchos abogados defensores de presos políticos y de los derechos humanos, luchan todos los días y en todos los tribunales. Son los que intentan apropiarse de las manos propias para enderezar al derecho torcido de todas las corporaciones, incluído el de la corporación estatal. La INJUSTICIA POR MANO PROPIA es colectiva y popular, pero extravía el camino.
Linchar a las víctimas que se convierten en victimarias, deja impune a los victimarios que siempre generarán nuevas víctimas. Se ocupan del último orejón del último tarro. Y el tiro del final les va a salir, porque suman a su día de furia la inoperancia absoluta de los que deben garantizar la Justicia que acotada, clasista, y mentirosa, derrama de los banquetes del poder. La VENGANZA es individual. Desde El Conde Montecristo hasta V de Venganza, queda demostrado que toda venganza es absolutamente ilegal pero también, absolutamente legítima. Y es esa legitimidad la que perturba.
El vengador del futuro, del presente y del pasado, es un lobo estepario y estrafalario que no negocia ni siquiera con él mismo. La venganza consume a quien la ejerce por la sola razón que lo ha consumido antes la injusticia por mano ajena.
Si todos fueran mis hijos, yo hubiera sido el mejor de los padres. Ojalá alguien diga o escriba esto cuando me despidan de estas luchas para seguramente encarar otras.

Edición: 2670


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