Triple crimen, triple hipocresía y triple esperanza

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Por Carlos Del Frade

(APe).- El primero de enero de 2012 fueron asesinados Jeremías Trasante, Claudio Suárez y Adrián Rodríguez, tres jóvenes militantes sociales del Movimiento 26 de Junio del Frente Popular Darío Santillán, en la canchita ubicada en Dorrego y Presidente Quintana, en Villa Moreno, en sudoeste rosarino.

Es el triple crimen de Villa Moreno.

34 meses después, el miércoles 12 de noviembre, comenzará el juicio oral y público para saber quiénes fueron sus asesinos, materiales e intelectuales, y, más adelante, se iniciará el proceso contra los policías cómplices de la banda de matadores que, además, estaban en el lucrativo negocio del narcotráfico.

A fines de enero de 2012, la justicia provincial rosarina estableció el tríptico de la hipocresía de los sectores dominantes: ajuste de cuentas, muchachos en el lugar y momentos equivocados y ausencia del estado.

Tres zonceras, triple hicpocresía que sirven para describir la realidad con precisión y, por lo tanto, generar impunidad.

¿Quiénes son los que ajustan cuentas matando pibes?.

¿De quiénes son esas cuentas?.

La frase es una fenomenal idea que obtura el pensamiento crítico y cancela la continuidad de razones y actores.
Jeremías, Claudio y Adrián estaban en el lugar donde estaban todos los días, en la canchita del Club Villa Moreno. Era el sitio y el momento indicado, entonces, para celebrar el año nuevo.

Y la peor de las zonceras, “estado ausente”, una gran mentira. Porque el estado siempre está presente. La cuestión es establecer el modo, el cómo de esa presencia. Porque una forma es la presencia virtuosa del estado a través de médicos, enfermeros, trabajadores sociales, psicólogos, maestros y profesores; otra manera de presencia es desde la corrupción policial. Allí también está presente el estado pero de forma corrupta. La narcopolicía está presente en la mayoría de los barrios de las grandes ciudades del país, no solamente de la provincia de Santa Fe.

Gracias a la movilización permanente del Movimiento 26 de Junio, desde el primer momento, la triple hipocresía se fue cayendo.

Pensamiento crítico y movilización; exigencia de justicia y denuncia permanente; y continuidad del trabajo en los barrios. 

Eso hicieron y eso están logrando los militantes del Movimiento 26 de Junio.

He allí la triple esperanza.

Una clara señal que a la larga y por abajo se le puede ganar al capitalismo.

…Como siempre sostuvimos, este largo proceso de lucha, necesariamente, debía nutrirse por la profundización de dos planos distintos aunque estrictamente interdependientes. Si por un lado resultó indispensable sostener la movilización que desde un primer momento logró darle visibilidad pública al enredo de complicidades que estructura la empresa del narcotráfico y generar así un marco de agilidad al trámite de la causa judicial; se hacía igualmente imperioso consolidar y profundizar los proyectos que desarrollamos en el territorio con el objetivo de construir más y mejores espacios desde los cuales integrar a los pibes, desde donde ofrecer otras formas de construcción identitaria alejados de los entornos de violencia que, lamentablemente, hoy se establecen como un polo de atracción para la juventud de los barrios ante la acuciante realidad de la sola y corrompida presencia estatal a través de sus fuerzas de seguridad. Es a partir de esta concepción que durante el año 2013 inauguramos nuestro Bachillerato Popular en barrio Tablada, que hoy cursa su segundo año con un exponencial crecimiento en la matrícula; seguimos sosteniendo junto a la Comisión Directiva del Club Oroño, en barrio Moreno, las múltiples actividades de ese espacio que nunca nos resignamos a que se cristalice como "escena del crimen", apuntalando y fortaleciendo la Rotisería Cooperativa que en ese mismo suelo genera puestos de trabajo para compañeros y familiares de los pibes.

Asimismo, instrumentamos proyectos concretos para que el ejemplo militante de Jere, Mono y Patóm pueda traducirse en una identidad alternativa para la juventud de nuestros barrios: desde el documental-homenaje "Serán Eternos", realizado íntegramente por pibes de barrios Vía Honda, Tablada y Moreno en articulación con el Programa "Jóvenes y Memoria" y el Museo de la Memoria local, hasta la elaboración colectiva del libro "Soldaditos de nadie. Jere, Mono y Patóm: crónica de una lucha"...”, marcan los escritos del Movimiento que desde la noche anterior al inicio del juicio montarán una carpa de aguante y acompañamiento a las casi ocho decenas de testigos que desfilarán durante el proceso.

Del triple crimen y la triple hipocresía a la triple esperanza.

Mono, Jere y Patom están presentes y la lucha de sus compañeros es una luminosa postal de que la historia siempre se puede cambiar desde abajo con pensamiento crítico, afectos, movilizaciones y construcciones colectivas.

 

Edición: 2811


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