Idiotas

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Por Sandra Russo

(APE).- “Una población de idiotas”. Así de fuerte y escalofriante fue la descripción del Jefe de Cirugía del Hospital de Pediatría “Ramón Madariaga”, de Posadas, Misiones, al referirse a las consecuencias del uso de agroquímicos en la zona. Textualmente, Hugo Gómez Demaio dijo: “Se está generando una población de idiotas”. Esa palabra que recrea un vocabulario médico del siglo diecinueve, es lo que salta ante la vista y lo que escandaliza el pensamiento.

Gómez Demaio explicó que desde 1987 se observa en Misiones un aumento considerable de niños recién nacidos con mielomelingoceles, una falla en el cierre del tubo neural, a causa de la exposición de los padres a los agroquímicos utilizados en las zonas tabacaleras y en las fábricas de papel. El médico agregó no obstante que “esto es la punta del iceberg” del problema, y aludió a un estudio sobre capacidad intelectual diseñado por un investigador japonés que se llevó a cabo sobre 64 niños con esa patología del poblado de Colonia Alicia y otras zonas de exposición a los químicos, y cuyo resultado indica que “pierden la capacidad de aprendizaje y sus hijos tampoco podrán aprender, con lo cual lo que se está haciendo es generar una población de idiotas”. El estudio fue sencillo: se les acercaba a los bebés diversos objetos para que lo tocaran, y después les era mostrado el mismo objeto en una suerte de teatro de títeres. Un niño con capacidades normales, pierde el interés por el objeto conocido cuando se lo exhibe junto a otros objetos nuevos: la curiosidad por lo nuevo es lo que impulsa la maduración intelectual. Ninguno de los bebés de Colonia Alicia aprobaron ese test.

La enfermedad que padecen esos chicos produce “parálisis en miembros inferiores, incontinencia urinaria y anal, entre otras patologías, que requieren rehabilitación y un promedio de entre ocho y diez intervenciones”. Es decir, se trata de algo muy grave y que demás está decir que es irreversible, ya que ese tipo de tratamientos está muy lejos de las posibilidades de esa gente. Gómez Demaio explicó que a los médicos primero les llamó la atención la cantidad de casos idénticos, y que hace ya unos años comenzaron a advertir que los recién nacidos afectados provenían de zonas tabacaleras. Mediante un relevamiento se comprobó que “todos tenían en sus cuerpos hidrocarburos policíclicos aromáticos”. Sobre las características de la población de la zona, el médico afirmó que “hay casi entre un 10 y un 25% de población caucásica y casi un 20% de población guaraní que son susceptibles a los hidrocarburos”. Entre esa gente, cinco de cada mil niños nacen con mielomeningoceles, cuando en otros contextos lo normal es que haya un solo caso cada diez mil nacimientos.

“Si bien se creó una ley de agrotóxicos que obliga la suplementación de harina con ácido fólico para bajar la incidencia de los tóxicos en la salud”, eso no se cumple. Cómo esperar que se cumpla ese renglón que habla del efecto preventivo del ácido fólico, si lo sustantivo, lo básico de la ley tampoco se cumple. Esto es, la prohibición de “la venta de todo agro-tóxico que haya sido prohibido en su país de origen”. Las empresas no muestran interés en proteger a la población, y lo que es más grave, el Estado no las obliga a cumplir la ley. “Generar una población de idiotas”, ¿no es un crimen?

Fuente de datos: Diario Análisis Digital - Entre Ríos 26-09-05

 


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