Estar K

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Por Alfredo Grande

“Hay que apoyar lo bueno y criticar lo malo. El problema es cuando lo malo es lo bueno”(aforismo implicado)

 

 (APe).- La cultura represora tiene como fundamente la aniquilación del deseo y la imposición del mandato. Las formas de aniquilar son variadas, desde las más brutales hasta las más almibaradas. Los mandatos varían desde los creados en las alturas hasta los descubiertos en las llanuras. Pero siempre tienen un denominador común: no cumplirlos tiene como consecuencia inevitable el castigo. Que también ha sufrido variaciones de cantidad y calidad. Todo castigo desgarra el cuerpo y el alma, aunque pueda ser más aparente un desgarro que el otro.

 

 Enfrentar los mandatos de la cultura represora exige variedad de tácticas y estrategias y siempre predominio de la invención sobre la creación. Nuevas trampas, nuevos quesos, y los ratones deben saber que aquello que salvó la vida ayer, puede condenarla hoy. Por eso los debates sobre el ser, de complejidad indudable, han dado paso sobre los derroteros del estar. Cuando digo “estar” me refiero a los modos, a las formas, a las apariencias que no siempre engañan, a los disfraces con los cuales los lobos se presentan como simpáticos corderos.

El “estar” es la estrategia oportunista del “ser” para conjurar el peligro de “no ser”. O sea: desaparecer. Siempre recuerdo que cuando Estudiantes de La Plata ganó el primer campeonato de la mano del mítico Osvaldo Zubeldía, todos eran pincharratas. En realidad, estaban pincharratas, porque la victoria siempre tiene familia numerosa y la derrota siempre es huérfana e hija única. En nuestra actualidad, todas y todos son kirchneristas, porque la mayoría ante pequeñas minorías, aparece como totalidad no contradictoria. Con esa fascinación que despierta la forma completa y perfecta, hay más distancia entre el 49 % y el 51%, que entre el 53% y el 100%. Como decía el General: “peronistas son todos”.

Por supuesto que hay muchos que son K pero muchos más están K. Y el estar tiene sus privilegios. Por ejemplo: le permite a un Dromi decir que hay que estatizar Aerolíneas sin que nadie lo meta preso por traición a la Patria en los marrones 90. O a Osvaldo Barone decir que “llegó tarde a los derechos humanos” sin que nadie le pregunte que estaba haciendo para demorar su llegada. Incluso Jaime puede seguir libre, después de todo para que una sentencia quede firme parece necesario que tome viagra. El “Estar K” facilita vulnerar la autonomía de la CTA, y el mismo gobierno que nunca le dio personería jurídica, decisión “tomada”, además se empecina en desarticularla.

El “Estar K” permitió las operaciones denominadas de cooptación, borocotización, reciclaje menemista, con la increíble (es un decir) situación que hasta el mismísimo príncipe de Anillaco es sobreseído de la travesura de hacer explotar una ciudad y luego triunfa como senador por la primera minoría en  una lista no opositora, por no decir oficialista. También en la fallida transversalidad, Cobos estaba K hasta que no estuvo más. El fundador de la Logia “Estar K” es, sin duda razonable, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Mérito no menor es haber aceptado la vice presidencia cuando se presentaba su Creador en otra lista. A partir de ese gesto se inicia la gesta.

El discurso de Néstor Kirchner abre una nueva narrativa de la cual él mismo había estado ausente. No sé si del capitalismo serio, porque con el capitalismo pasa lo mismo que con el Guasón: no se sabe si se está riendo o se está burlando. Pero en cuanto a derechos humanos, la tábula estaba rasa. Por eso se operó un trasvasamiento que no era generacional sino nacional y popular. Por eso diferenciar lo bueno de lo malo es tan complejo cuando lo bueno lo sostienen aquellos que estuvieron con lo malo. La fórmula mágica para hacer armonioso no lo diferente, sino lo incompatible, es el Estar K. A esta Logia pertenecen referentes y personalidades que entre sí poco o nada tienen que ver y mucho menos que hacer.

La combinación entre el “viento de cola” y la patada en el mismo lugar a críticos, obtuvo la pureza del Estar K. Cuando “6.7.8” arma una imagen con fotos de Carrió, Sarlo y Walger dignas de un tren fantasma, y luego aparece la foto de la presidenta en su esplendor con el subtitulado: “¿le tendrán envidia?”, a nadie se le pasó por la cabeza denunciarlos por discriminación y sexismo berreta. Hasta la perspectiva de género está atravesada por el Estar K. Desde ya, hay una sobreactuación del Estar K que es patrimonio del actual Jefe de Gabinete.

Absolutamente seguro de la culpabilidad penal del Pollo Sobrero, mostró no sólo la hilacha, sino el tipo de tela de su traje y el lugar de la compra. Tienda Los Macartos, con ofertas toda la temporada. Ahora, los operadores aéreos no solamente no pertenecen al Estar K, lo que es grave, sino que boicotean a la Argentina. Pero para que el fifty fifty se cumpla a rajatabla, luego se completó el listado con otros boicoteadores, por ejemplo, los que sacan las ganancias del país. Supongo que también de las provincias. Sin embargo, no se trata de boicotear sino de Ser, ahora sí, capitalistas en serio.

No se apropia la plusvalía para repartirla sino para potenciarla en las inversiones que lo aseguren. Para un capitalista la única realidad es el capital que, como sabemos, la única Patria que reconoce es el Lucro. Aún recuerdo a Pugliese -el ministro, no el músico- con su lamento borincano “les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo”. La víscera más sensible, como dijo el General. El “Estar K” se verifica, dato importante, con los tres vice presidentes elegidos, uno pronto a asumir. Puedo concluir que para el kirchnerismo es más importante Estar que Ser.

Quizá por eso sean tantos los que están. Si fue un gesto descolgar un retrato del chacal genocida, no lo es menos darle a la Fuerza Aérea poder sobre el control de vuelos, y también lo sería darle poder sobre el control de los ingredientes de una picadita. Desde el Operativo Dorrego en más, sabemos que las Fuerzas Armadas tienen razones que la Democracia no entiende. O que a veces prefiere hacerse la desatendida. Sigo creyendo que es necesario apoyar y profundizar lo bueno. Pero no pertenece a lo bueno que el “Estar K” sea otro caballo de Troya donde los enemigos entran mientras el pueblo festeja. El riesgo es que tolerar demasiado el Estar K logrará que nadie pueda entender de qué se trata el Ser. Ya sabemos: no es socialista, no es progresista. Es peronista. ¿Lo es?

 

 


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