De Mitre a Macri

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Por Carlos del Frade

(APe).- Techint es uno de los dueños de la Argentina. Su principal referente, Paolo Rocca, marcó el futuro próximo a través de una conferencia, días antes de la segunda vuelta que determinó el triunfo de Mauricio Macri el domingo 22 de noviembre, una fecha con historia, como se verá más adelante.

Entre otras cosas, Rocca, en el 56 Congreso de la Asociación Latinoamericana del Acero, sostuvo que durante los doce años del kirchnerismo "aumentó el peso del Estado en la economía del 22 a más del 40% del PBI…El peso del Estado redujo el peso de la iniciativa privada y eso fue malísimo para nosotros, no sólo en la Argentina. Hemos pensado que la riqueza la crea el Estado, pero no es así, sólo la distribuye…ese modelo debe cambiar…El Estado no va a poder gastar lo mismo que en los últimos años, va a tener que achicarse, pero puede hacerlo sin perder eficacia ni capacidad de promoción del desarrollo… La verdad es que no se la ve en el nivel de inversiones, que quedó estancado en el orden del 20 por ciento a lo largo de los últimos quince años. Esa masa de recursos se transformó en aumento del consumo y en subsidios, en elemento de un "diseño económico pero también político populista en algunos casos con rasgos autoritarios, como se puede encontrar en Venezuela y Rusia…Las políticas económicas van a cambiar pero también el cuadro político, se tienen que encarar problemas distintos: hoy el tema no puede ser redistribuir un surplus (superávit) que se está extinguiendo", sostuvo Paolo Rocca, del grupo Techint, uno de los dueños de la Argentina. Y opinó que el modelo de “más Estado menos industria” va a tener que “ser sustituido por uno en el cual el rol de las empresas aumente para transformarse en el motor del desarrollo”.

Inversiones privadas, reducción del estado distribucionista y el tiempo de las empresas por encima de otros actores, es la receta que Rocca quiere imponer a través del voto mayoritario al ingeniero Macri.

Una matriz que tiene un largo recorrido en estos arrabales del mundo.

El 22 de noviembre de 1861, a tres meses de la extraña victoria en los campos de Pavón, las tropas del general Bartolomé Mitre, llevaron adelante una masacre de federales en Cañada de Gómez, sur de la provincia de Santa Fe.

“Las divisiones mitristas a las órdenes de Flores, Sandes, Paunero, Arredondo, Rivas, entran implacablemente en el interior. Hombre tomado con la divisa punzó es lanceado; si no lleva la divisa es incorporado a los invasores o mandado a un cantón de la frontera a pelear con los indios. Venancio Flores, que antes fue presidente de la República Oriental por una revolución de los colorados, es jefe de la vanguardia de Mitre. Se adelanta a Cañada de Gómez y sorprende, el 22 de noviembre, al grueso del ejército federal que sigue esperando órdenes de Urquiza. Flores pasa a degüello a los más reacios e incorpora a los demás. No se había visto tanta violencia en nuestras guerras civiles, que no se distinguieron precisamente por su lenidad; pero esta ocupación porteña del interior colma la medida.

Hasta Nelly y Obes, el ministro de guerra de Mitre se estremece al redactar el parte de la hecatombe: “El suceso de la Cañada de Gómez –informa al gobernador delegado Manuel Ocampo- es uno de esos hechos de armas que aterrorizan al vencedor… esto es lo que le pasa al general Flores, y es por ello que no quiere decir detalladamente lo que ha pasado. Hay más de 300 muertos, mientras que por nuestra parte sólo hemos tenido dos muertos… Este suceso es la segunda edición de Villamayor, corregida y aumentada… Para disimular más la operación confiada al general Flores se le hizo incorporar toda la fuerza de caballería de la División de Córdoba enemiga”, cuenta José María Rosa en su imprescindible libro “La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas”.

Meses antes, Bartolomé Mitre, la inaugurar el Ferrocarril del Sur, el 7 de marzo de 1861, diría que “los ciudadanos de la Gran Bretaña” no eran reconocidos como extranjeros en estas tierras. “…Démonos cuenta de este triunfo pacífico, busquemos el nervio motor de estos progresos y veamos cuál es la fuerza inicial que lo pone en movimiento. ¿Cuál es la fuerza que impulsa nuestro progreso? Señores, es el capital inglés… Desde 1809, quedó sellado entre el comercio inglés y la industria rural del país. Los derechos que los negociantes ingleses abonaron en aquella época a la Aduana de Buenos Aires, fueron tan cuantiosos que fue necesario apuntalar las paredes de la tesorería por temor de que el peso que soportaban las echara al suelo. Esta fue la primera hazaña del capital inglés en estos países que presagiaba la caída de las antiguas murallas y el advenimiento de una nueva época. Verdaderamente, señores, el capital inglés es un gran personaje anónimo cuya historia no ha sido escrita aún…señores brindo por el fecundo consorcio del capital inglés y del progreso argentino”, decía el creador del diario “La Nación”, la Academia Nacional de Historia y el hombre que abrazaría la idea de construir un país con un estado a favor de los intereses extranjeros y las minorías.

En esos pensamientos, llevados a la práctica con la intervención de varias provincias argentinas, el asesinato del Chacho Peñaloza, la guerra al pueblo paraguayo y la masacre de Cañada de Gómez del 22 de noviembre de 1861, Mitre expresaba su idea de libertad y progreso. Los fundamentos de los nuevos tiempos que anuncia Paolo Rocca para los días del ingeniero Macri.

 

Fuentes: Discurso de Paolo Rocca del 11 de noviembre de 2015; “La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas”, de José María Rosa y “El mitrismo y las bases de la Argentina agroexportadora”, de Norberto Galasso.

 

Edición: 3057

 

 

 


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