Chaco del desempleo cero

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Por Silvana Melo

(APe).- Chaco parece el dibujo de un caballito con las crines empapadas en el río Bermejo. El mapa lo aprieta contra Formosa y evita que sea provincia de frontera. Se levanta el calor en la siesta chaqueña. El sol desarticula las protestas con tanta fuerza como la policía de Jorge Coqui Capitanich. Por eso la plaza 25 de Mayo se puebla de pobres y exonerados sistémicos por la mañana. A esa hora, cerca de las 10, avanzaron ayer hacia la plaza de Resistencia familias enteras con la escasez en la panza y la resignación en la piel.

A esa hora la policía chaqueña cumplió las órdenes del vicegobernador a cargo, el hombre de nombre y apellido eslavos que ha hecho berrinches ante Capitanich pero que a la hora de terminar con los díscolos sociales actúa en la misma sintonía que el Gobernador Jefe de Gabinete y que la siesta de enero.
Es decir, la policía chaqueña quitó a palos y a tiros el molesto pico de pus que la plaza impuso en la dermis de Resistencia.
Es que Ivanoff, como Capitanich, enarbola una provincia envuelta en papel brillante y cinta de desempleo cero. Si Coqui sueña con ser presidente en un país donde es Jefe de Gabinete premiado por su redonda y ejemplificadora administración feudal y clientelista, Ivanoff puede ser su sucesor en la gobernación y, calmadas las hambres voraces, convivir cada uno en su silla.
Es que el Chaco tiene desocupación 0,4%. Es decir, pleno empleo, según insiste el INDEC desde 2012. Hay quienes, con otra metodología de medición, llegan a un número muy diverso: 21 % de la población activa no tiene trabajo.
En el Chaco, la provincia que es un caballito con las crines empapadas por el río Bermejo, las cosas se cuentan y se multiplican de otra manera. Las decenas de miles de personas que cobran planes sociales se cuentan como empleados. Aunque los planes sean para desocupados. Unas cien mil personas trabajan en el Estado (provincial o municipal). En el Gran Resistencia viven 385.000 chaqueños.
A los 70 mil chaqueños que quieren trabajar y no pueden, se le suman todos aquellos que cobran planes, becas y programas sustitutivos de empleo a cambio de un par de horas -o ninguna- de contraprestación. Estos últimos son considerados incluidos en el mercado laboral. Los que no buscan trabajo por desaliento o porque saben que no habrá, también son quitados de los índices.
Una masa anónima antes de la siesta abrazadora comenzó ayer, despacito, a llegar a la plaza 25 de Mayo. Enfrente, en la Casa de Gobierno, los funcionarios ganan diez veces más que los maestros. Mucho de los que iban llegando ni siquiera cobran planes. Es decir, están desaparecidos de las estadísticas. Y de las agendas públicas. Y de las políticas inclusoras.
Por eso cuando aparecieron, con una repentina visibilidad, el gobierno de Ivanoff (que es lo mismo que el gobierno de Capitanich) les mandó a la policía. Y fue expeditiva.
Los empleos ocasionales suelen pagarse más baratos que un plan social. Por eso a veces sienten que no vale la pena. Es la típica estructura clientelista que mantiene generaciones cautivas en una pobreza disciplinadora. Trabajar concede libertad. Independiza. Vuelve peligrosos a los que cortan una calle en Resistencia antes de la siesta.
Por eso el Nuevo Banco del Chaco dejó de pagar los planes en el centro. Y se llevó las cajas a las afueras. Los que cobraban solían pedir aumentos. Y los tomaban las cámaras televisivas que toman fresco en la plaza.
Los desempleados que están empleados porque cobran un plan por desempleo suelen cobrar en el estado del Club Atlético Sarmiento. Donde, en 2012, no pudieron jugar Argentina y Brasil porque se cortó la luz. Coqui ya era gobernador fetiche. Pero le falló la infraestructura.
Que no falló ayer, cuando jefas de hogar, chicos, viejos y padres de familia se juntaron en la plaza para pedir un aumento en los planes por desempleo que reciben ellos, que están desocupados, y por los que se los considera trabajadores. Porque cobran lo mismo que cuando el pan costaba 7 pesos. Y ahora cuesta 20. Carros hidrantes y escudos de infantería se colocaron delante de la gente. Y le hicieron saber dónde están el poder, la fuerza y las decisiones políticas.
Los planes de ayuda alimentaria fueron reducidos y los programas de construcción de viviendas están paralizados, dicen. El Chaco es una de las provincias más pobres del país. Puesta en el NEA, compañera fiel de Formosa (territorio de Gildo), caballito en el mapa con crines empapadas por el Bermejo.
Típico feudo clientelar. Allí el hambre se hace visible en la plaza enfrentada con la casa de gobierno. Aunque digan que es Cero. Como el desempleo.

Edición: 2629


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